lunes, 2 de noviembre de 2009

Testosterona y generosidad


El ser humano cree que es libre y que está en posesión del control de su vida, pero nuestro comportamiento depende de muchos factores, incluso de nuestro nivel hormonal. Es la razón por la cual en algunos estudios de comportamiento se excluyen a las mujeres, porque su respuesta depende mucho del momento del ciclo en el que se encuentren.
Pero las hormonas no afectan sólo a las mujeres, también los hombres se ven condicionados por ellas. Hace tiempo un estudio demostraba que por las mañanas, cuando los niveles de testosterona son altos, los agentes comerciales registraban más beneficios, pero ese estudio no pudo establecer una clara conexión causa-efecto.
Ahora Karen Redwine de Whittier College en California puede afirmar que efectivamente la testosterona hace que los hombres sean más tacaños. Esta investigadora y Paul Zak del Claremont Graduate University en California administraron testosterona a 25 estudiantes voluntarios y comprobaron el efecto que tenía en su grado de generosidad. A todos ellos se les administró además un placebo sin la hormona en una de las rondas para tener una línea base de control. Ni los participantes ni los investigadores sabían qué estudiantes habían ingerido y cuándo la hormona hasta después de haber realizado todas las pruebas.
Las pruebas consistían básicamente en jugar al juego del ultimátum. En él dos oponentes se disponen a apropiarse de un dinero procedente de un monto determinado proporcionado por los investigadores. El proponente ofrece un reparto a su antojo al otro y si el segundo acepta se queda cada uno con lo que dice ese reparto. Si el segundo no está de acuerdo con el reparto ninguno se lleva el dinero. En este caso en concreto se trataba de repartir 10 dólares y cada participante jugaba en ambos papeles con otros a través de un sistema informático que garantizaba el anonimato, tanto bajo los efectos de la hormona como sólo bajo el efecto del placebo.
Analizando los resultados, los investigadores pudieron comprobar que efectivamente la potente hormona tenía efecto sobre los resultados del juego. En promedio la testosterona producía una reducción en la generosidad del 27%, ya que la oferta del proponente al contrario caía de 2,15$ a 1,57$.
Una variedad más potente de testosterona la DHT (dihidrotestosterona) produjo un impacto aún mayor. Los hombres que portaban altos niveles de ella en sangre ofrecían sólo 55 centavos de los 10 dólares en promedio, mientras que los que tenían menos de esta hormona ofrecían 3,65$ en promedio.
Además, la DHT estaba asociada con una mayor propensión a castigar al contrario. Los hombres con altos niveles de esta hormona rechazaban ofertas de 4 dólares de los 10 del monto, mientras que los que tenían bajos niveles sólo castigaban por debajo de los 2,15$ en promedio.
Por una lado la testosterona empuja a los hombres a ser menos generosos, pero por otro los empuja a demandar una mayor parte del dinero aunque fuera pagando un coste por ello (no recibir nada) para castigar al proponente. Pero el rechazo de ofertas poco generosas hace que se fuercen repartos más equitativos.
Un factor biológico importante en la dinámica de la testosterona a tener en cuenta es el papel de la hormona oxitocina. Esta otra hormona influye positivamente en la generosidad. Un estudio de 2007 del grupo de Zak encontró que la oxitocina aumenta la generosidad en un 80%. Según Redwine la testosterona bloquea el efecto de la oxitocina en el cerebro. “Puede que la creación de estos machos alfa se deba a la inhibición de la oxitocina”, afirma.
Fuentes y referencias:
New Scientist.
neofranteras.com

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