domingo, 11 de abril de 2010

Las mujeres y el sexo: para recuperar el deseo salen a buscar nuevos estímulos

Abrirse para redescubrir. Explorar nuevos caminos que lleven al placer. Probar, animarse. Esa es la nueva motivación de muchas mujeres argentinas de 25 años en adelante, que salen a buscar otras formas para vibrar con el sexo y así, avivar la llama del deseo, alguna vez apagada y en otras ocasiones nunca encendida. Los estímulos van desde los juguetes sexuales hasta filmarse o sacarse fotos mientras tienen relaciones con su pareja y, a veces, con un tercero. ¿Esto significa un adiós a la femenina falta de ganas? No. Un ejemplo: solo por el Clínicas pasan 180 mujeres al mes movilizadas por el deseo de recuperar las ganas de tener sexo.
"El cambio es notorio. Ahora la mujer está interesada por el mundo del erotismo. Quiere seducir y no tiene tantos reparos a la hora de probar cosas que le intensifiquen el placer", concede Andrés Raskovsky, presidente de la Asociación Psicoanalítica Argentina.
Estas nuevas aventuras, lejos del mito, están al alcance de la mano, a un click o en un viaje relámpago a pura pasión. "En las solteras, el foco está puesto muchas veces en conseguir un compañero sexual. En cambio, si convive con su pareja, puede aparecer la posibilidad de incorporar un tercero al sexo. Los juguetes sexuales, estimular las fantasías eróticas, filmarse o ver pornografía, también es recurrente en las mujeres que buscan recuperar las ganas", enumera Silvina Valente, tocoginecóloga del Hospital de Clínicas y miembro de la Sociedad Argentina de Sexualidad Humana (SASH). Otras opciones: planear un fin de semana de vacaciones -sin hijos, claro- o hacer actividades en conjunto, como deportes.
El impulso tiene la impronta de las mujeres. Son ellas las que registraron que la ausencia de deseo les vedaba el placer y conocimiento de su propio cuerpo. Para Lucila Martín, ginecóloga y sexóloga, encargada del consultorio de Disfunciones Sexuales Femeninas del Hospital de Clínicas, las mujeres empezamos a ejercer nuestro derecho a pedir. "Ahora decimos qué nos gusta y lo pedimos. Al mismo tiempo, experimentamos con la pareja, sea estable o no. Antes, nuestro aprendizaje del sexo estaba determinado por lo que él hacía o lo que le gustaba. Ahora nos despegamos, nos permitimos el sexo por placer".
A todo esto ¿En cuál de todos los cajones de la cocina quedó el deseo por el sexo? ¿En el apunte de qué materia? Any Krieger, psicoanalista y miembro de APA, se aproxima: "Es que hay una demanda permanente de sexo perfecto, de orgasmos increíbles y rendimientos asombrosos en la cama. Tanta exigencia anula el deseo". Lo anula y preocupa.
"Del año pasado a este, las consultas por falta de deseo crecieron un 30%", dice Lucía Martín. ¿Un consejo garantizado? El sexólogo Juan Carlos Kusnettsoff recomienda volver a ponerse de novios. "El tratamiento es de una semana y consiste en mimarse con besos y caricias, durante diez minutos en la cama. La única condición es que no debe haber penetración".
Mientras tanto, la venta de juguetes eróticos, trepó un 20% en 2009, según los comerciantes consultados. "Ellas buscan productos que puedan usar solas y al mismo tiempo, en pareja. Los preferidos son los vibradores de doble estimulación que excitan a los dos en simultáneo", apunta Christian Milosevic, de "El Rey", fabricante y distribuidor de sex toys. Los shows exclusivos para mujeres también notan el cambio y lo mismo para el cine porno: "Ahora las mujeres de 60 años me dicen que vieron mis películas y que probaron algunas posiciones. Hace dos años era impensado", confía Víctor Maytland, el principal realizador de films eróticos del país.
Los hombres, atrincherados. "Esta libertad femenina los asusta y huyen - sentencia León Roberto Gindin, sexólogo y profesor de la Universidad Abierta Interamericana-. Ya no les
alcanza con pagar un cena y demostrar su virilidad en la cama".

Con la mente en el propio placer
Es abogada, tiene 38 años y vive sola. Su pareja es empresario, un poco menor que ella y muere por verla vestida de enfermera o colegiala. Pero en la búsqueda del deseo perdido, ella arrancó por ella misma y mucho antes. "Una compañera de la facultad me comentó que estaba chocha con sus juguetitos y me compré uno. Cuando probé el primero ya quería tener toda la colección", confía. Según Ana, para poder disfrutar del sexo en pareja, antes hay que conocerse. Así que los primeros sex toys fueron destinados a darse placer. Los usaba antes de dar exámen porque la relajaban. A la hora de compartir gustos, anota: "La masturbación es fundamental para darse cuenta qué es lo que más le gusta a una. Estás sola y fantaséas, se te dispara la cabeza. Toda esa práctica en soledad la trasladás a tu pareja y el sexo fluye más", apunta. Después de los aparatos, fue por los disfraces y la lencería erótica. Probó con sexo grupal y con las fotos, pero, dice, no es lo que más le gusta. "Probar cosas que nunca hiciste hace que después puedas elegir. Eso es la libertad sexual femenina, dejar de estar pendiente si al otro le gusta lo que le haces, cómo se lo haces y si podrías hacerlo mejor", dice, segurísima. El consejo es el mismo para la amigas: que en la variedad está el gusto, que las imperfecciones del cuerpo o la edad quedan en segundo plano cuando la piel y la mente están puestos en el propio placer.
Ana Quiroga
clarin.com

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